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miércoles, 10 de junio de 2009

“No estamos para hacer música sin fundamento”

La banda chileno-ecuatoriana, ganadora de múltiples premios MTV, llega a Venezuela el próximo 22 de junio en el marco de la gira Movistar que les ha llevado a visitar 12 países de América Latina, de la mano de la cantautora española Amaia Montero.
Los sureños no sólo esperan reencontrarse con sus fans sino también dejar claro que sus temas son para dar de qué hablarValentina Ruiz LeotaudCuando el milenio apenas nacía, ellos eran unos pequeños santiaguinos que, agrupados en CIAO (el poder de los niños), versionaban éxitos italianos de los años setenta. Poco después, cuando la adolescencia empezaba a asomar, transformaron radicalmente su look, pasaron a llamarse Kudai y adecuaron sus canciones pop a los jóvenes de entre 13 y 18 años que crecían con ellos y que se habían tornado en un ejército de fieles admiradores, dentro y fuera de su patria.
Ahora, cuando pisan las dos décadas de edad y tienen la mitad de ese tiempo recorriendo desde los más diminutos hasta los más prestigiosos escenarios latinoamericanos, vuelven a dar un giro de 180°, dejan de lado las líricas estilo teen y lanzan al mercado Nadha (2008), su placa más reciente.
En ella, es indudable que cada melodía alude al “sonido que sale de lo más profundo del ser”, que es lo que significa su título en sánscrito.Si bien el amor y el desamor están sobre la mesa, esta vez los chicos y sus productores, Koko Stambuk y Carlos Lara, decidieron arriesgarse con tópicos más controversiales que se pasean por el cambio climático, la violencia de género y la homosexualidad.“Es una responsabilidad, pero nosotros no estamos para hacer música sin fundamento”, indica convencida la quiteña Gabriela Villalba, la mayor de los cuatro y la única que no pertenecía a la formación original.Con esa premisa de reflexionar acerca de cosas relevantes, los muchachos han estado transitando el continente entero.
Si bien ya pararon en Caracas en septiembre del año pasado, este mes regresan al Anfiteatro del Centro Comercial Sambil con el propósito adicional de presentar, más de cerca, su último sencillo. Bajo el rótulo “Morir de amor”, la composición y el audiovisual que la acompaña no sólo han levantado polvo, por tratar acerca de las agresiones en la pareja, sino que además han convertido a los intérpretes en voceros de una campaña sobre esa materia, auspiciada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
“Es una manera de poder ayudar a nuestros seguidores o a la gente que quizás no es fan, sino que prende la tele, ve el video y siente que a lo mejor eso le puede ayudar en alguna circunstancia que esté viviendo”, comenta Villalba, designada por unanimidad para conversar en exclusiva con Dominical.- ¿Por qué adentrarse en un tema tan espinoso como la crueldad en los noviazgos?- Siempre nos hemos caracterizado por tocar problemáticas que están sucediendo.
Hoy en día estamos en pleno año 2009, en el siglo XXI, somos una sociedad de avanzada pero todavía estamos viendo actitudes retrógradas como los arrebatos de fuerza del hombre hacia la mujer, como la intolerancia, aún se ve que hay matrimonios en los que se maltrata a la esposa y este fenómeno nunca se abordaba en ninguna parte.
Más allá de eso, los índices del Fondo de Población de la ONU revelan que los síntomas de esa situación comienzan a verse tan pronto las personas inician su primera relación amorosa, a los 13 ó 14 años, porque justamente vienen de familias en las que observan que su papá le pega a su mamá o cosas por el estilo.
Ante este panorama, se generó una inquietud por dedicarle una canción a esa tragedia para ver si de algún modo u otro el mensaje, al estar amparado por una armonía, puede llegar un poco más que si lo lees en una noticia o si lo escuchas en la televisión
.- ¿Cómo se toparon con los datos y estadísticas que dan cuenta de esa realidad?-
Esta carrera te permite viajar, te acerca a distintos contextos, los hace más palpables y afortunadamente por ahí se nos han abierto las puertas, para trabajar ayudando en torno al calentamiento global y otros asuntos. Entonces, en una oportunidad nos invitaron a dar un concierto en Guatemala y a involucrarnos en un proyecto de defensa de los derechos humanos; estando allí, los registros sobre los feminicidios nos llamaron muchísimo la atención, sobre todo en edades cortas eran muy alarmantes, y nos pasaron datos a nivel de Latinoamérica y el mundo y así fue que notamos que la cuestión es bastante crítica.- Además de lo que condenan en Nadha, en entregas anteriores han hablado sobre racismo, divorcios, bulimia y se han pronunciado sobre delitos como la trata de blancas.
¿Por qué interesarse en contenidos a los que les huyen la mayoría de los artistas?
- Nos atraen porque somos chavos que no tenemos miedo de expresar lo que pensamos y aunque somos sujetos felices, para nada fatalistas, queríamos ser los cronistas de acontecimientos verídicos que nos mueven. Esto lo hacemos también para demostrar que somos una generación que no está dormida, como muchos creen, sino que estamos muy conscientes y por ello le dedicamos algunas piezas a nuestros contemporáneos, al planeta en el que vivimos, a los trastornos que enfrentamos y, aunque a lo mejor son hechos difíciles de pulsar, yo creo que la música, como lenguaje de comunicación, da para eso.Sin etiquetas ni caretasNo se puede negar que los versos y estrofas que corean Gabriela, Bárbara, Pablo y Tomás han madurado con ellos y, ¿por qué no?, podría decirse que hasta se han enseriado. Pese a esta metamorfosis natural, lo menos que quiere el cuarteto es ser catalogado como “intenso” y si bien es más que obvio que el objetivo es abrazar nuevas audiencias, el plan nunca es dejar de lado a sus eternos partidarios.-
¿Temen que estos argumentos que ahora desarrollan puedan alejarlos del público joven que sólo busca divertirse?
- Sí, automáticamente. No obstante, los ritmos que están para entretenerte no tienen por qué dejar de ser inteligentes; no todas las cosas que son felices son huecas o no tienen un trasfondo, ¿no? Nosotros no buscamos la forma, simplemente hacemos un arte con corazón que es lo más importante. Eso nos da la posibilidad de realizarnos como seres humanos y no sólo con la fantasía de ser figuras reconocidas.
-En resumidas cuentas, ¿cuál es la mayor inspiración de Kudai?
- Le cantamos a todo y le aportamos a los demás discursos de tolerancia, de amor, de respeto, de cuidar, de enfrentar las adversidades… Yo creo que, a la larga, esas cosas duras que hemos explorado tienen un trasfondo positivo y denotan que somos el mismo conjunto de chicos que no se exhibe bajo ninguna bandera, que no quiere impresionar y que no quiere generar una moda tampoco.
- Sin embargo, a ustedes los han tildado de emo en varias oportunidades…
- Eso de categorizar no nos gusta. Nosotros creemos que cada individuo es único y que nadie necesita pertenecer a una tribu para ser aceptado, solamente hay que ser uno mismo. Los emo tienden a ser personas depresivas, en las que todo está mal, que nacieron para ser víctimas y nosotros definitivamente no somos nada de eso; somos positivos, trabajadores, tenemos metas y enviamos muy buenas vibras. En cuanto a la ropa, nos vestimos como nos sentimos, cada uno tiene tendencias distintas y eso es totalmente reemplazable. Seguramente la forma de ataviarnos puede impactar y parecer enfrentada con lo que ejecutamos pero, por ejemplo, para entonar rancheras no tienes que obligatoriamente ponerte unas botas y un sombrero de cowboy. Entonces, sí nos da un poquito de tristeza que nos encasillen y que la gente todavía nos juzgue por las apariencias, y no por lo que estamos manifestando o por lo que de verdad somos.

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